viernes, 15 de febrero de 2008

Los países bajos


A lo largo de nuestra estadía en Amsterdam, que fue posible gracias a Larissa, la hermana de Verena, pude descubrir muchos aspectos interesantes de esta famosa ciudad. Por un lado, la legalización de las drogas, algo bastante conocido por el mundo entero, y por otro, la tolerancia a la prostitución, son dos item que sobresalen.


En el primer caso, existen los smart shop, es decir, los negocios donde se comercializa la marihuana y los hongos. A estos se suman los coffee shop, una suerte de bar o taberna donde se permite consumir dichas drogas. El punto negativo de esta política es que al pasar a ser drogas legales, la adicción a las mismas dejan de ser un problema, a lo cual se suma un consumo mucho mayor y un turismo de droga desde muchos puntos de Europa.


No todas las drogas son legales en Holanda, y tampoco es permitido fumar en la vía pública. No obstante, en un pequeno paseo nocturno pudimos apreciar que no se cumplen las leyes al pie de la letra ni mucho menos.
En dicho paseo, pasadas las 11 de la noche, pudimos apreciar la iluminación carmesí de las ventanas. Más precisamente, muchas (pero de verdad, realmente muchas) ventanas hacían las veces de marco de mujeres escasamente vestidas esperando por una oferta de algún cliente. De más está decir que el turismo sexual sostiene esta industria.


Sin embargo, Amsterdam es mucho más que sexo y drogas. Existe un movimiento cultural muy importante y son portadores de una historia que los convierte en un pueblo bastante peculiar.
Es de destacar su particular arquitectura, con construcciones inclinadas que permiten una mudanza a través de sus ventanas, o bien, en la zona de los suburbios, casas con inmensas ventanas donde uno puede apreciar todo lo que sucede en cada living. Esto último deriva de la tradición calvinista predominante, en la cual se sostenía que el sacerdote debía poder ver dentro de cada hogar para comprobar el orden y la limpieza en la casa de los fieles.


Este último dato, me deja pensando en la posible relación dada entre las estrictas reglas calvinistas y el "liberal" espíritu de este pueblo... O qué? o cómo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y si no te vas? o si voy con vos? no quiero extranarte
Verena tuya