Luego de un día de caminatas por el Deutsches Museum, el Pinakothek der Moderne (Un museo de arte moderno), y gran parte de la Altstadt (La parte antigua de la ciudad) de Munich, nos dirigimos a la Hauptbahnhof (Estación de tren principal). La idea era volver a Bamberg en las supuestas tres horas que duraría el mismo según la bonita planilla de horarios que confecciona la Deutsche Bahn con un ano de anticipación.
SIN EMBARGO...
El tren no tuvo piedad con nosotros, los inocentes pasajeros, y nos obligó a esperar en varias estaciones que la máquina decidiera continuar. Si, leyeron bien, el malo del tren no quería seguir, o al menos eso entendimos luego de escuchar el mensaje del maquinista por los altavoces del vagón: "Senores pasajeros, el tren todavía no está en condiciones de comenzar/continuar con el viaje. Les rogamos tengan paciencia".
A dicha frase le seguía una más corta pero aún mas dolorosa: "Salimos en cinco minutos". Y al escucharla deviene una catarata de sensaciones encontradas: Lo primero que surge es la sensación de que están insultando nuestra inteligencia; a ella le sigue una leve esperanza de que realmente estén diciendo la verdad; y a continuación, el propio intelecto nos propina un sopapo al razonar la imposibilidad de que eso sea cierto, ya que es la tercera o cuarta vez que lo dicen.
Finalmente llegamos... 5 horas después... nos esperaba una bonita llovizna, 2 o 3 grados bajo cero, y algunas cuadras más para recorrer en bicicleta.
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